Mercy Rivadulla… La Habana, de reflejos azules

Por Toni Piñera

Mercy Rivadulla, cual arquitecta que es, agrupa en sus pinturas los edificios de la ciudad a su manera y gusto. Como diseñadora de memorias, buscando lo que quisiera ver, toma ladrillos de una construcción, fragmentos de un inmueble, campanarios, techos, columnas y gentes, y los coloca en el lugar que ella considera debían respirar. De esa manera se alzan sus edificaciones en los óleos y acrílicos sobre lienzo, que devienen ante nuestras retinas espacios mágicos, más allá de estilos, materiales, épocas… por el paisaje, armando una suerte de rompecabezas arquitectónico que moldea su Habana.

Bajo el título de Ciudad Maravilla, la artista que siempre ha ocupado los colores de su paleta en dar luz a este lugar encantado del Caribe, donde convergen desde el tiempo, las miradas del mundo entero que la veneran por su singular majestuosidad de reina de los mares, expuso un conjunto de obras, recientemente, en el célebre Hotel Inglaterra. Cual rompecabezas, entrega pedazos históricos de la villa de San Cristóbal de La Habana para que cada uno la componga a su manera. Con tintes de humor, muy caribeño, deambulan sus obras que son un canto a la capital cubana en su medio milenio. Momento idóneo para reflejarla con todas sus galas y lugares preferidos, que ella escudriña por los barrios buscando el “traje” perfecto para vestirla. Hay elementos coloniales, tejas, columnas, rascacielos, palacetes, casas comunes…, que transforman el rostro de cada edificación en sus manos.

Espacio mágico de sorpresas…

La artista no es un hada madrina, ni tiene una “varita” mágica”, pero con su imaginación, la cúpula del Capitolio, en sus trabajos pictóricos puede engalanar un edificio de La Habana Vieja, o unas columnas dóricas sostener una casa de… madera. Modernismo, art deco, lo colonial…, todo bulle en una misma edificación. El eclecticismo es su brújula, porque en él cabe todo, es una mezcla surrealista, donde tampoco faltan los personajes más inimaginables, esos que deambulan la ciudad, y otros que trae, sin visas ni pasaportes, de otras latitudes para hacernos reír, pensar y divertirnos la vista y la mente.

Este juego a la ciudad… ¿soñada? transforma a La Habana en una Ciudad Maravilla —que es—, y nos regala, en una sola imagen muchos rincones de nuestra capital. Todas sus obras son portadoras del cuño: “Hecho en Cuba”, porque si no llega a reconocer un detalle que la identifique en sus piezas, siempre encontrará algo “extraño”, fuera de serie, un colorido exuberante, voluptuosas mujeres, una situación increíble (lo real maravilloso de estas tierras) o un cielo perfectamente azul/radiante que delatará la nacionalidad. Tiene muchas “armas” para conquistar al espectador esta creadora que en el tiempo ha realizado un “bojeo” artístico por San Cristóbal de La Habana, ese espacio mágico, repleto de sorpresas. Mercy Rivadulla las captura en su mente, pasan el filtro de una creatividad sin fronteras que colorea con el alma de las gentes y las construcciones que la escoltan en su diario bregar por las calles. Al final nos devuelve la ciudad que ella ve, vive y siente, con un prisma alegre, sensual, simpático, con una sonrisa en la mirada, porque ella es también habanera y… CUBANA.

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